Viento,vital existencia
"El viento sopla por donde quiere, y aunque oyes su ruido, no sabes de dónde viene ni a donde va. Así son también todos los que nacen del Espíritu" Juan, 3, 8.
El viento siempre ha sido mi compañero inseparable. Desde pequeño me encantaba observar las ramas de un gran sauce que en mi escuela había, revolotear al compás de las ráfagas de aire, o revolcar la hierba con dientes de león que surcando el espacio se movían por el invisible elemento. Ni qué contar de las tardes de verano encumbrando papalotes a la vera de un lote baldío o de una solitaria plaza. Me encanta creer que a través del viento la vida misma transporta más vida a otras partes, como las semillas de malinche que se dispersan atrapadas por el aire en movimiento.
Subiendo colinas el viento me impide el avance, caminando sobre playas lejanas, la brisa refresca mi espalda. En la ciudad el viento transporta la lluvia desde mis montañas azules y mueve las hojas de los geranios en flor. Desde mi interior el Espíritu de Dios se me hace presente a través del viento, uno tan leve que revolotea mi frente y me recuerda que ahí está. Es a lo largo de mi vida que el viento se me manifiesta. Puertas que se abren en momentos de dolorosas despedidas; alegres mañanas de caminatas en el campo. Tardes ventosas de esperada navidad . Fiesta en el aire de hojas secas en verano. Borrascosas noches colmadas de lluvia. Olor a muerte transpirando en el aire. El viento no es más que una parte vital de mi existencia, es el medio de transporte hacia lo etéreo, lo sublime lo irreal., soy yo hecho alas, plumón al cielo queriendo volar...
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