AMOR DE SERVILLETA
En una tarde de restaurante, vivió el amor escondido en una servilleta.
Unos labios estamparon la suave textura del papel, y una lágrima saló el café que nunca se bebió, en el instante sublime de una despedida ajena. Aquella tan lejana que a la mente jugó una pasada.
Una de tan triste figura como la del manchego.
Una tan cruel como un muerto sin alma.
Como si el humo de aquel café se escapara hacia una atmósfera cargada de ira y espanto.
Como si las ventanas rotas dejaran entrar los ruidos de la calle.
Como si aquel trozo de labios en el puño de aquel hombre se aferrara aún a la vida, aunque sea en la inútil idea de un amor de servilleta.
Unos labios estamparon la suave textura del papel, y una lágrima saló el café que nunca se bebió, en el instante sublime de una despedida ajena. Aquella tan lejana que a la mente jugó una pasada.
Una de tan triste figura como la del manchego.
Una tan cruel como un muerto sin alma.
Como si el humo de aquel café se escapara hacia una atmósfera cargada de ira y espanto.
Como si las ventanas rotas dejaran entrar los ruidos de la calle.
Como si aquel trozo de labios en el puño de aquel hombre se aferrara aún a la vida, aunque sea en la inútil idea de un amor de servilleta.
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