POEMA OSCURO DE UN ALMA ATORMENTADA
Lápidas corroídas ,
viento y sol en la colina,
desfigurados rostros
árboles secos.
Almas penitentes
interpelando al Maestro:
¡No te metas con nosotros!
¡En paz déjanos hoy!.
Abandonar los cuerpos,
para entrar en los cerdos,
correr pendiente abajo,
morir en las turbias aguas.
Ahogar la vida misma,
en aquel inmenso lago.
Muchedumbres nerviosas
ruegan al Profeta,
que de ahí su presencia
se vaya de enseguida.
¿Y yo qué hago ahora, que
que vago en los desiertos,
duermo todavía en lápidas,
y habito entre los cerdos...?
Inspirado en Lucas 8, 26-38
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