NUEVA VEREDA
Con la tortura a cuesta
de caminar sin tregua
por la vida misma llevo
mis palabras en vela,
transformando quimeras
en sonrientes quillas
de barcos silentes
que atardeceres de faros
perfilan en la marea.
Luego se agolpan la sombras
del infinito cielo
en las verdes arboledas
y los caminos se me anchan
hasta llegar a las cumbre
de mis nevadas sienes,
recordando entonces
que es el tiempo
compañero de viaje
y éste aún no llega,
comienza en una nueva vereda
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