miércoles, 18 de abril de 2012

PUENTES ETERNOS

Los puentes son eternos, debajo de ellos los ríos transcurren serenos, o caudalosos cuando sus aguas se enturbian por la tormenta. Sobreviven al tiempo; sus estructuras quedan, aunque sea en la memoria de los que los cruzaron.

Así los seres humanos son como los puentes, sosteniéndose ante los avatares que le presenta la vida.

El torrente debajo sus bastiones orada el lecho, desprendiendo a su paso troncos y piedras, erosionando el relieve. Es así también la vida del hombre, luchando siempre contra la fuerza de sus desgracias, sus dolores de antaño, traumas de infancia, culpas pasadas, muertes que no quisieron vivir, enfermedades sin terminar, pero al final su pilares no quebrantan. Si aún así se derriban por las acciones de la naturaleza, llegarán otros que los levanten, renovándolos con más fuerza, creando mejores estructuras, bastiones más profundos para soportar otras embestidas.

Los puentes son eternos; unen espacios, como cuando las personas a través de la palabra envían mensajes, transforman vidas, y disminuyen distancias. Una palabra oportuna, un "te quiero" en teléfono, una carta de amor son puentes eternos que unen almas a distancia, serán siempre la salida victoriosa, la orden divina ¡Todavía es hermoso vivir en este planeta!

Los puentes son eternos, a través de ellos nuestros pasos se convierten en pretextos para un ir, aunque no esté claro hacia dónde . A través de ellos no sólo transportamos materiales, sino también sentimientos, pensamientos y almas vivas, porque vivos son los puentes cuando en ellos los humanos circulan con sus preocupaciones, sus alegrías, sus esperanzas puestas en lo que habrá más allá de sus pilares. Todos tienen siempre un lugar adónde ir, un hogar que les espera o un destino qué cumplir, aunque ese hogar, ese destino o ese lugar sea el ancho mundo que se les presenta de frente.
Por lo menos así lo quiere ver los ojos de un soñador.

Los puentes son eternos, siempre nos preceden

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