Relojes para un tiempo indefinido
Escucho relojes en mi mente,
auyentando el silencio con agujas de sable.
Haciendo figuras de sombra,
cortando el tiempo en pedazos
y en cada uno de ellos estoy yo callando,
aguardando encontrar una espera por vivir,
que no sea la absurda idea de seguir devorando
el objeto de volver a ser mortal.
Y golpeo su ausencia
para no quedarme con ninguna forma de esperanza ya ida,
y me invento palabras que nunca pronuncié,
para un público que nunca me escucho.
Como el reloj de pared,
que marca siempre la hora,
una que no llega,
una que no fue.
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