ZARZAMORAS EN PRIMER PLANO
Sus ramas llenas de
espinas y frutos morados caían en gravedad sobre las aguas de una fuente.
cristalina. Algunos gorriones aprovechaban la cercanía de las moras para
picotear sus diminutas esferillas brillantes llenas de líquido . A contra sol
las púrpuras frutillas contrastaban con el verde claro de sus hojas que con el
viento bailaban agradecidas de existir en el reino vegetal. Unas manos tibias
acariciaban los frutos desprendiéndolas delicadamente de las blanquecinas ramas,
para luego depositarlas en pequeños canastos de mimbre y así evitar que se
maltrataran en el intento. En Lontananza la tarde comenzaba a difuminarse entre
las serranías azul esmeralda, mientras farallones de caliza alzaban hercúleas
sus estructuras entre el límite de la costa y la mar misma. En un segundo y
tercer plano, campos cubiertos de trigo amarillaban la vista con sus espigas al
viento mientras un faro alternaba el blanco y rojo de su superfice sobre
desnudas rocas que luego precipitan su mole hacia las profundidades del océano.
Las sombras y luces jugaban con la vista de aquel paisaje que era vida misma,
revuelo de gaviotas en el cielo y flores silvestres en todo lugar, olor a
naranjo y zarzamora en el aire, a mujeres de campo y niños en juego. Así
percibía el espectante el cuadro, que con sus manos mismas quería tocar lo que
su embelezada mirada le mostraba.
Todo era vida en aquel hermoso retrato creado por el ingenio de ese pintor de "Zarzamoras en primer plano" y que la pluma torpe de un poeta intentó describir.
Todo era vida en aquel hermoso retrato creado por el ingenio de ese pintor de "Zarzamoras en primer plano" y que la pluma torpe de un poeta intentó describir.
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