EL MUSGO
Repta el musgo en el
suelo, donde antaño las veredas se cubrían con la cuaternaria blanca nieve de lo
que hoy es el páramo, acosando con su verde las desnudas rocas milenarias. Salta
entonces arroyuelos y rodea arrayanes en flor, hasta besar con sus superficiales
raíces los líquenes y gramíneas. Es refugio de florecencia e insectos que a los
primeros rayos del sol saltan de vida. Resisten bajas temperaturas y al llegar
el termómetro a cero grados, la escarcha los cubre con perlitas de hielo que se
difuminan a la luz del alba.
Luego abrazan colinas y se detienen en los circos glaciares hasta tocar la orilla de los lagos para después bajar sobre pendientes silenciosas.
Me gusta pensar que Mi Señor creó el musgo como lecho donde dormir y soñar el Universo, recostado a inventar su Creación.
Luego abrazan colinas y se detienen en los circos glaciares hasta tocar la orilla de los lagos para después bajar sobre pendientes silenciosas.
Me gusta pensar que Mi Señor creó el musgo como lecho donde dormir y soñar el Universo, recostado a inventar su Creación.
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