domingo, 19 de febrero de 2012


EL MUSGO

Repta el musgo en el suelo, donde antaño las veredas se cubrían con la cuaternaria blanca nieve de lo que hoy es el páramo, acosando con su verde las desnudas rocas milenarias. Salta entonces arroyuelos y rodea arrayanes en flor, hasta besar con sus superficiales raíces los líquenes y gramíneas. Es refugio de florecencia e insectos que a los primeros rayos del sol saltan de vida. Resisten bajas temperaturas y al llegar el termómetro a cero grados, la escarcha los cubre con perlitas de hielo que se difuminan a la luz del alba.
Luego abrazan colinas y se detienen en los circos glaciares hasta tocar la orilla de los lagos para después bajar sobre pendientes silenciosas.
Me gusta pensar que Mi Señor creó el musgo como lecho donde dormir y soñar el Universo, recostado a inventar su Creación.

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