viernes, 3 de febrero de 2012

Starr 011205-0111 Hyparrhenia rufa.jpg

ENTRE JARAGUAS
(La conciencia de crecer)

Avanzo entre la maleza colmada de jaraguas apartando las espigas que sobrepasan mi escasa altura, mientras el azul intenso se recorta sobre mi cabeza que apenas puede inclinarse hacia arriba para divisar al gavilán que desde hace rato me viene siguiendo. Subo una colina baja y mis ojos apenas otean el horizonte, porque la luminiscencia es tan alta que hace que constantemente parpadee. La inmensa llanura se me extiende como un mar de olas parduzcas en constante movimiento, no resulta ser otra cosa que los jaraguales acompasados por el viento de estío, que con fuerza mueve sus cañas.
De vez en cuando me encuentro con frondosos árboles de cedro amargo y jiñocuabes en flor, que al levantar sus ramas al cielo emulan gigantes sosteniendo el sol de la tarde que ya se dispone a dormir. Mis pies se arrastran ya cansados por entre el cascajo del camino. Estoy por llegar a ningún lado; de todas maneras, cuando se es niño no importa la hora de partida y el lugar de llegada. Atravieso una quebrada apenas cubierta de charquitos entre guijarros. El bosquecillo que le sirve de sombra, protege de seguro a la trasnochada sorococa, y al asustadizo cusuco. Salto de piedra en piedra hasta llegar a la otra orilla y de nuevo me encuentro con la inmensa llanura de ocres matorrales. Ahora es la luna la que asoma un cachillo de su fase por entre el fuego de la tarde. Me percato que ya es hora de regresar.
Desando lo andado por un atajo que me conduce entre calcáreas colinas a la salida de aquel espeso jaragual. Me detengo a la par de una macolla de aquel pasto gigante y comparo su altura con mi diminuto tamaño. A lo lejos veo la silueta de mi padre recortarse contra las luces del ocaso. Su cuerpo sobrepasa la medida de las jaraguas. Es cuando descubro que me faltan muchos veranos que recorrer para semejarme a él. Por el momento esperaré ansioso a que los primeros retoños de aquella hierba resurjan del reseco suelo, tras las primeras lluvias de mayo; mirarlos por encima de mis hombros y creer que ya soy un adulto…

No hay comentarios:

Publicar un comentario