miércoles, 16 de mayo de 2012


LÁPIZ EN LA ACERA

Bajó las gradas del autobús la anciana de cabellos plateados y delantal florido, llevaba en su brazo derecho una canasta con huevos y sus sandalias mostraban la sencillez de su linaje. Apenas puso un pie en la acera, se agachó para levantar del suelo un lápiz que se notaba estaba a medio usar. La punta del grafito estaba rota y su borrador desgastado, pero servía aún. Al frente , algunos estudiantes de colegio permanecían sentados recostados sobre las verjas del viejo edificio de enseñanza, otros de pie buscaban un pretexto para pasarla bien conversando sobre temas de fútbol. Las niñas hablaban por sus teléfonos móviles y uno que otro simplemente se divertía con sus electrónicos juegos. La anciana se acercó a ellos y preguntó si a alguno pertenecía el lápiz encontrado en la acera. Nadie respondió, sólo uno que parecía el más avispado hizo un gesto de negación y continuó escribiendo sobre su computadora portátil con un dejo casi de desprecio. La anciana mujer, no hizo más que dar media vuelta y colocar el lápiz encontrado dentro del bolsillo de su delantal, mientras a su memoria llegaban los recuerdos de cuando en su único cuadernillo escribía las sumas y restas que la maestra con tiza en mano trazaba sobre la pizarra

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