EL AMANECER DE LOS TIEMPOS
Sobre aquel mar cretácico
miles de peces surcaban las aguas, mientras que en la tierra gigantes animales
se adueñaban de los bosques . La vida era todo inicio, explotando en cientos de
especies, alegría de existir, presencia de lo nuevo. El instinto se señoreaba
por los aires, las aguas, la tierra. Aquello era la Creación misma pintada por
la paleta divina del Autor. Multicolores formas, olores, sabores y movimientos.
Pero faltaba un ser, su sola ausencia se hacía sentir. Quizás sería pequeño,
silente y frágil, no de pisadas grandes, sin alas para volar, ni aletas para
nadar. No miraría la llanura con un alto cuello o atravesaría los bosques
pisando árboles. No sería planta, quizás animal entonces, diferente a todos,
mezcla de todo, síntesis de lo creado. Faltaba tiempo para verlo correr,
alimentarse, transformar su medio, apropiarse de los elementos , inventar ser
alguien, parecerse a Dios, volverse egoísta, hacer la guerra, amar... Quizás
faltaba tiempo para ser de todos, el ser más contradictorio y difícil de
comprender.
Bastó ver sentado sobre un dolmen a un nuevo ser pensante, para saber que todo cambiaría, ahora existiría, no habría marcha atrás.
Bastó ver sentado sobre un dolmen a un nuevo ser pensante, para saber que todo cambiaría, ahora existiría, no habría marcha atrás.
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