jueves, 31 de mayo de 2012


LLUVIA

El cielo se derritió esta tarde
y colgó en las hojas de higuerilla
unas gotitas como pequeñas perlas
de almibar, y las calles se humedecieron
de un color a vida que me volvió la calma.
Y en los caños brotaron manantiales
de chocolatado líquido, recordando a mi
pequeña urbe lo vieja que está.
Y en las paredes del cuartel los hoyos de
balas antiguas se llenaron de charquitos
de agua, mientras el yigüirro le canta al
Monumento Nacional: ¡Han caído los héroes,
hacen falta muchos más!
Luego el sol aparece sobre la arboleda
de Las Damas y a Juan Vázquez le tocó
de nuevo baño en su pedestal, esperando que
las campanas de La Soledad repiquen. ¡Son las
seis en punto ya!.
Lava la cara a mi San José de antaño
la lluvia que demora en este mes del año
y en mi ventana miro los truenos y rayos
que a barlovento despacio tras la cordillera se ocultan.

miércoles, 30 de mayo de 2012


LLANTO

Extiende el valle sus sombrias formas,
sobre el verde manto de mis pies,
mientras la lluvia asoma sus crines,
ataviada de estruendos por un intersticio del cielo.

Cabalga entonces en estampida por extraviados senderos
y se prende cual serpentina de la aguzada cuenca de mis pupilas,
que ya no reconocen si son gotas de agua las que resbalan por mis mejillas,
o si de mis anegados ojos brota salobre la liquidez doliente de una partida.

LAS CUATRO ESTACIONES EN EL TRÓPICO

No tengo la dicha de mirar las hojas cayendo de frío en otoño, las flores renaciendo después de una nevada intensa en un invierno interminable, para dar paso a una primavera llena de colores. O un ardiente verano sin gota de lluvia.
En el trópico las estaciones se suceden en forma muy sutil, casi imperceptible. En estas latitudes llueve en verano y hace calor en invierno. Todo se confunde, orada la tierra las torrenciales aguas y evapora el rocío el sol que por días no aparece, para surgir de nuevo tras la tormenta. La lluvia es el elemento predominante; tanto que la vida surge en todas partes, desde las cercanías de la costa, hasta las cumbres del páramo. Todo es verde en el trópico; pero si los ojos del humano observan con detenimiento, las cuatro estaciones están ahí, sólo falta detenerse y mirar cada cambio, descubrir algo nuevo.

VERANO: Diciembre a Marzo

"En los patios, sobre las cercas,
en los jardines y en mi cabeza,
Buganvillas a contra luz,
flor de verano, de vientos y soles,
color de naranjas, rosado y violeta,
anegando mi vista con tantos colores.
formando paredes, inundándolo todo,
naciendo a la vida,
viviendo de amores".

Con razón en mi país a las buganvillas les llamamos "Veraneras", porque precisamente en ésta época del año renacen estas flores.

PRIMAVERA: Marzo a Abril

"En un marzo que no viene
y un abril que ya se va,
orquídeas, aves del paraíso,
bromelias y lirios,
en poco tiempo
sus pétalos vendrán,
a colorear amores,
a cantar libertad"

En realidad por el régimen de lluvias tan alto, en el trópico, siempre están floreando nuevos retoños a lo largo de todo el año. Se puede decir que es una "eterna primavera", pero los meses donde alcanzan su máxima expresión son en marzo y abril.

INVIERNO: Mayo a Noviembre

"Lluvia sobre el tejado,
Escurriendo por entre los caños,
charquitos en la vereda,
y yo que estoy esperando
a que mi amada llegue
Para tenderle mis brazos"

Lluvia sobre la ciudad, esperanzas renovadas, melancolía tras los cristales, gotas en el tejado. El invierno en el trópico en realidad corresponde a la estación lluviosa; no las blancas navidades propias de las regiones templadas del norte y sur del planeta.

OTOÑO : Noviembre a Diciembre

"Vientos alisios,
vientos del norte,
frío en los huesos,
pronuncia mi nombre,
para que no te olvide,
y no olvides mi nombre".

En este lado del trópico, entre los 8 y 11 grados de latitud norte, el frío se acrecienta al llegar diciembre. Aunque sólo algunos pocos árboles botan sus hojas, en ésta época del ano el otoño no es muy marcado. Lo que sí es evidente es el frío que se cuela en las rendijas de las puertas y se mete cual intruso en los huesos, recordándonos la llegada pronta del natalicio de nuestro Señor Jesucristo.

"Sube la selva las montañas azules,
cubriendo de verde todo a su paso.
Es el trópico síntesis de estaciones.
Nada se acaba, todo es perenne"

LA VIRGEN DE LA ROCA

Ya no le quedaban fuerzas, se había abandonado a la suerte de un mar agitado con olas gigantes que golpeaban su rostro. Sobre aquel tronco, su vida se sostenía a merced del embate de las aguas.

A punto de entregarse a la providencia y su espíritu al Dios en que había creído toda su vida, terminó golpeándose la cabeza contra una roca que sobresalía del fondo del mar, un risco hecho de corales antiguos, del que en su desmayo logró asirse fuertemente.

Cuando pasado unos minutos, logró volver en sí, divisó sobre el promontorio, una hermosa mujer iluminada con un manto tan blanco como las estrellas mismas y de la que irradiaban esplendorosos rayos luminiscentes.

Aquella hermosa aparición no pronunció palabra alguna, pero sólo su presencia bastó para que el corazón de aquel desafortunado náufrago se tranquilizara y lograra sostenerse firme y sereno sujeto a aquella roca que le salvó la vida.
Así se mantuvo toda la noche, acompañado por aquella presencia.

A la mañana siguiente, y a las primeras luces del alba, un bote de rescate logró transportarlo a tierra firme, no sin antes proporcionarle los primeros auxilios.

Aún en el hospital, aquel hombre rescatado de las aguas, recordó vívidamente aquella aparición y juró para sí que lo contaría como testimonio a cuanta persona llegara a su vida.

Cuando estuvo totalmente recuperado, lo primero que hizo fue alquilar un bote y se dirigió al lugar de aquel milagroso encuentro,donde colocó con una fuerte argamaza la estatua de una bella Virgen María, hecha de mármol blanco, que a propósito mandó a construir. Dicen que los pescadores del lugar, desde ese entonces la llaman la "Virgen de la Roca", y que cada vez que pasan por ahí se persignan, no sin antes recordar la historia del sobreveviviente de aquella trágica tormenta.

LA VIDA MISMA

Vivir enfrentado los minutos
colgados de un reloj,
es sumar al tiempo
fragmentos de mi existencia,
sin importar que la dicha
me estrelle sonrisas
en mis asombrados ojos
o me sature de lágrimas las mejillas;
al fin y al cabo debo dar un paso mas,
ese es mi deber,
recordar que para eso vine a este mundo,
para formar parte de esta madeja
que es la vida misma...

domingo, 20 de mayo de 2012


LA VIDA

De cara al sol la vida se muestra silente,
a veces con la testarudez de un ave que no vuela,
o la flor de azucena que una tarde marchitó.
Es gozo de rostros sonrientes y nubes volátiles plagadas de viento.
Arcoiris de lluvia y rocío en la hierba.
La vida no es más que un canto que explota en estrellas.
Es la mano que toma la otra y reza.
Un abrazo a la vera del camino.
Una caricia aguardando respuesta.

LA VENGANZA DEL INDIO

Llora el indio entre montículos de piedra. Llora hasta enmudecer. Clama la venida de Cibú y entierra su cuchillo en la hierba, porque su amada ha muerto.

Entre calzadas y caminos que no llevan a ningún lado busca la serpiente asesina. Quiere vengar su dolor. Pronto encuentra que es más fáci esperar la noche, porque el buho le indica la ruta de las víboras.

No se deja intimidar ante el aullido del coyote y el vuelo del murciélago. Sólo la luna ilumina sus pasos por la selva.

Bordea un arroyo, alcanza la cima de una loma y desciende hasta un pequeño valle que se sumerge en la espesura. Lo rastrea todo, ramas, hojas, troncos, e interrumpe de vez en cuado el privado sueño de las alimañas.

El buho canta, él lo escucha, se acerca a su objetivo, puede hasta olerlo.

Se introduce en un tunel de lianas y llega hasta una hondonada. Vuelve a cantar el buho , esta vez más alto. Su presa está cerca; le mide sus huellas: siete, quince pies o más, diez hombres a lo sumo, medidos uno detrás del otro. ¡Es un monstruo!. Es preciso alcanzarlo, despedazarlo, comer de sus entrañas, vomitarlo.

Su bastón escarba la tierra, tantea la oscuridad, ya lo siente, se acerca a él, lo toca con sus manos, lo palpa. Su piel es áspera, lo corta en tres partes, separa su piel, mastica su carne, luego escupe los trozos y grita alto, muy alto, hasta el mismo cielo. La venganza está dada. Cibú puede quedarse en su sitio, no legar a su encuentro.

A lo lejos, el silencio de la noche se confunde por fin con el eco de las olas al precipitarse en la cárcava, mientras las estrellas llenan la bóveda celeste.

Todo es paz, excepto en el corazón de
aquel indio.

LA UVA DE PLAYA

Me encantaba escuchar de pequeño a mi tía hablar sobre las historias de su natal pueblo de Nandayure, enclavado en la Península de Nicoya, donde el calor se adueña de las espaldas de los arrieros y el ganado de las extensas sabanas.

De todas esas historias entre las que más me gustaba era cómo en su infancia vivió en una finca cuyas llanuras resguardaban cientos de árboles de exóticos frutos, de los que hoy ya casi han desaparecido.

De todos ellos el que me llamaba más la atención era la llamada "Uva de playa". No sé qué ideas excitó mi imaginación de entonces, pero siempre me quedé con la duda de qué se trataba esa extraña fruta. Me la imaginaba como una verdadera parra de uva, propia de los climas templados pero sembradas en plena playa, bajo el calor del sol tropical.

Lo cierto es que de grande quise saber de qué se trataba la exótica fruta que aquella hoy anciana mujer cultivó mi mente de sabores y olores particulares; así que, cuando llegué a mi vida independiente, recuerdo haber tomado un autobús hacia la costa pacífica, atravesar una extensa sabana arbolada y acercarme a una zona de dunas cerca del litoral. Me habían dicho los lugareños que esa playa estaba plagada del frondoso arbusto de uva. Entre mis pies descalzos pude sentir la arena seca, tibia por el calor del sol de aquella mañana. El aire salobre introducirse por entre mis fosas nasales y un mar tan azul que parecía continuarse hasta el mismo cielo.

Después de resbalar por entre un montículo me encontré de frente con aquel bello arbusto de cuyas ramas colgaban racimos de amarillentas frutillas, no era precisamente como me las imaginaba, pero su dulce sabor en mi boca y su fuerte aroma me recordaron por qué estaba ahí. Fueron años recreando en mi mente los posibles contornos de la planta, saboreando las jugosas frutas con el único punto de comparación que tenía, las tradicionales uvas del norte y sur del planeta y un fuerte olor que pensé se combinaba con el olor salino del mar.

Aunque sabía que no eran las mismas que las tradicionales, me quedé con los ojos cerrados saboreando aquel manjar dulce en mi paladar, el viento corriendo en mi rostro y la dicha de haber logrado cumplir un simple pero ansiado sueño.

Ahora frente al ordenador, me enteré a través de la gracia de la internet que se trata de un fruto tropical propio de la región Caribe y de Centro América, pero que se ha dispersado incluso a algunas regiones del pacífico del continente. Aprendí además que los primeros conquistadores quedaron asombrados de su sabor y aroma. También aprendí que en El Salvador le llaman "Papaturro" y en Cuba "Uva Caleta" y que en República Dominicana es un manjar del que preparan mermeladas e incluso vinos.

El árbol alcanza hasta los ocho metros de altura, de hojas duras y redondeadas y fruto color púrpura cuando está maduro. Su tronco es retorcido y nace entre las rocas y la arena suelta, no sobrevive a heladas o temperaturas menores a cero grados. Su nombre científico es "Coccoloba uvífera".

Concluyo diciendo que en nuestra infancia nos creamos mundos llenos de olores y sabores particulares y que cuando crecemos estos se diluyen por la rutina diaria y deberes que cumplir. Creo también que debemos cerrar ciclos y que aquellas dudas que tuvimos de pequeños, debemos despejarlas algún día, por más sencillas y absurdas que algunos crean, de lo contrario una parte de nuestra existencia quedará siempre con la pregunta eterna ¿Por qué nunca me atreví a...?

LA REBELIÓN DE LAS URNAS

Todo era carreras en el recinto electoral, los miembros de mesa ya no sabían que hacer, faltaban pocos minutos para que iniciaran las elecciones nacionales y aquella rebelde urna no quería cumplir su función. Desde temprano habían alistado toda la papelería necesaria para iniciar el proceso de votaciones : revisión de las actas de apertura, padrones con el registro de electores pegado sobre las paredes, confección de los recintos secretos para estampar la decisión de los sufragantes y hasta la urna había sido colocada estratégicamente delante de los funcionarios para poder mirar el acto más sublime de la democracia, introducir en aquel recipiente de cartón corrugado el documento que en unión con miles de ellos darían el poder final a uno de los candidatos para ser electo como gobernante de la Nación. Pero esa mañana fría a pocos minutos de abrir las mesas de votaciones aquella bendita urna se negaba a recibir los sufragios emitidos, pues la ranura que había sido hecha a propósito desaparecía cada vez que los funcionarios llegaban a revisarla. Ya no sabían qué hacer, cambiaban los recipientes por otro y todos automáticamente a la hora de armarlos presentaban que la ventanita para recibir los votos desaparecía como por arte de magia. A los minutos las cadenas televisivas mostraron un panorama abrumador, en todas las mesas electorales del país estaba sucediendo el mismo fenómeno. Todas las urnas se negaban a recibir los votos. Ese día no hubo elecciones y el gobierno de turno declaró emergencia nacional, hasta que se diera una investigación de lo sucedido. Las causas nunca quedaron claras, lo cierto es que en protesta, en una antigua bodega donde se almacenaban las urnas , una de ellas alzó su voz y pronunció un discurso algo "acartonado" como ella misma, pero que recogía el pesar de un pueblo que estaba cansado ya de votar por los mismos candidatos de siempre, quienes en su propaganda no presentaban verdaderas ideas que solucionaran los problemas urgentes de una población desilusionada de sus gobernantes. Ese día cada caja, cada urna decidió hacer voto de silencio y cerrar su boca, para impedir que los ciudadanos votaran. Algo increíble esta historia, pero lo cierto es que sentado en su escritorio, un atrevido escritor la digitó en su computadora personal y por medio de una fibra óptica fue leída más allá de su país.


LA RANA KALANA

El zopilote Montegro le dijo a la rana Kalana,
que pasado mañana la iría a visitar.

Entonces el sapo Carmelo, que no estaba lejos
le dijo a la rana Kalana que de buena gana le
dijera que no.

Pues sabía las intenciones del zopilote mañoso;
que a la pobre rana Kalana que con muchas ganas quería comer.

Y la rana de muy buena gana, le dijo al zopilote que no llegara,
que pasado mañana iría a la montaña a visitar a la iguana que
amiga de ella es

Entonces el zopilote Montegro se quedó sin gesto y sin nada que comer.

Y así termina la historia de la rana Kalana que siguiendo el consejo
del sapo Carmelo burló a su opresor.



LA PAZ

La paz del corazón,
la que se mete en el alma
como acordes de guitarra,
entre el ruido y la calma.

La que aliviana la carga
de los que a cuesta ganan
el sudor del día
y el sueño en la almohada.

La paz que busco
cada vez se me alarga
como cometa en la noche
cuando los grillos cantan.

La paz de Bolivar y Santamaría
La de mi madre en la casa
y Don Juan en la esquina.

Es el ideal del mundo,
hojarazca que levanta,
el viento al son,
de una alegre tonada.

Es Paloma en la jaula,
susurrándole al alba:

¡muchos la quieren,
pocos la guardan.
Es palabra sagrada
el estribillo que falta...! 

viernes, 18 de mayo de 2012


LA MUJER EN EL BROCAL

Desde un balcón, mirando la hiedra invadir el viejo pozo, el anciano juglar buscaba cualquier pretexto para escribir de nuevo. Hacía años que había abandonado su laúd y de los viejos papeles amarillos arrinconados en un estante no brotaban ya nuevos escritos. Se acercaba la hora de abandonarlo todo, recordar que su Señor le había encomendado escribir canciones bonitas, narrar hermosas historias, rescatar con su tinta bellas doncellas.
Sus torpes pupilas captaron entonces en la mampara de la noche la luz de la luna, reflejada en las serenas aguas de aquel pozo. Tomó su vieja pluma de halcón; presuroso desenrolló un pergamino y con mano temblorosa escribió el siguiente poema en prosa:

"Solía permanecer desnuda en el brocal de aquel pozo lavando su larga cabellera con las serenas aguas de la luna que llena se posaba en la bóveda celeste. De cada cabello se desprendían entonces pequeñas chispas de cometa que al caer al suelo pululaban como mariposas nocturnas que en un batir de alas al infinito lanzaban miles de luces como ancestral polvo de estrellas.
Así el amante la veía desde lejos e imaginaba entrelazar su cuerpo también desnudo en ella. Las fuerzas del fuego fundiendo el hielo dieron paso a la incandescencia de gases como en una marea de vida y muerte. A cada instante los dos cuerpos celestes se acercaban más y más hasta que de un beso la gravedad fundió la masa en energía cósmica y una órbita de universos paralelos dejaron de existir. Ahora serían uno sólo. El gozo de la Creación entera transformó ese instante en figuras irreconocibles, aún no acabadas. Del hueco de aquel pozo, la vida misma surgía y cual agujero negro, los astros buscaban su equilibrio penetrando hacia dimensiones aún desconocidas. Luego todo fue luz, recuerdos, silencio, mareas de serenidad y calma.
No había razón para no dejar de mirar esa mujer en el brocal, hermosa, desnuda, silente, etérea, ausente".
El anciano juglar tomó su viejo laúd y de sus cuerdas, aquel escrito lo convirtió en canción...


LA LLUVIA, EL VIENTO Y LA CIZAÑA

La lluvia y el viento eran muy buenos amigos. Cierto día que andaban juntos, toparon con una cizaña que sembrada sobre una colina, no dejaba de llevar chismes de aquí para allá. Queriendo establecer discordia interpeló a la lluvia de la siguiente forma:
-"Dígame señora lluvia, ¿a usted no le molesta andar con el señor viento? Él siempre trasladándola de aquí para allá sin su consentimiento. Yo diría que es mejor andar sola".
Y respondiendo la lluvia, exclamó:
- "No me molesta su compañía y lo que haga conmigo, pues sin él yo no podría esparcir mi fresca agua por los campos; además sin su ayuda no tendría forma de trasladarme de un lugar a otro y por tanto sería imposible regar todos los cultivos que con mucho esmero siembra el hombre. Y hasta tú cizaña debes agradecer la ayuda que te da el viento, pues sin él no podrías dispersar las semillas que perpetúan tu especie".
Y la cizaña avergonzada se escondió entre las demás hierbas.

"Solo los malvados no ven lo bueno de los demás".


LA CUEVA DE LOS MURCIÉLAGOS

Entraban y salían en un sincronizado vaivén sobre aquella antigua cueva enclavada sobre la pared del cañón de río los oscuros seres alados. Con gran temor se adentró a las profundas y oscuras cámaras de la caverna, llena de estalactitas de sinuosas y complicadas formas. Desde pequeño le temía a los murciélagos y es que cuando apenas tenía cinco años, uno de ellos entró en su habitación y batiendo su alas cayó sobre su cama. Desde ese día casi todas las noches tenía pesadillas con ese misterioso animal revoloteando encima de su cabeza. Despertaba gritando y bañado en sudor. Por eso es que a pleno medio día y sin que nadie lo forzara, decidió entrar a esa cueva con el fin único de terminar con ese trauma, morir a sus demonios y acabar con su fobia a los murciélagos. Al abandonar la luz de la soleada tarde, y verse envuelto en la penumbra, su corazón comenzó a agitarse cada vez más. El guano que cubría las paredes y el suelo húmedo de la caverna inundaba de un desagradable olor el ralo ambiente del lugar. debido al gas metano que expedía, peligroso al concentrarse en grandes cantidades. Aún sabiendo el peligro inminente decidió continuar su travesía auxiliado de un pañuelo que sujetado a su boca, lo protegía de los mortales gases. Con ayuda de una lámpara de baterías logró romper el velo de la oscuridad para darse paso por los enmarañados pasadizos de la estrecha cueva. Después de sortear algunas estalagmitas y vadear las aguas del manantial que corría en sus entrañas, logró llegar a una cámara abierta, donde quedó asombrado del trabajo milenario que el dióxido de carbono produce sobre la calcárea roca. Al llegar al centro de aquel lugar sintió una brisa que según él provenía de alguna abertura en el techo, pero que al iluminar la estancia se percató de que se trataba de los cientos de murciélagos que revoloteaban a su alrededor. Entonces un escalofrío paralizó sus extremidades y en un primer impulso quiso gritar, pero no estaba dispuesto a retroceder, se decía para sus adentros que esta vez no huiría, enfrentaría su terrible temor porque de lo contrario toda la vida seguiría despertándose sudoroso en las noches con la imagen de esos "ratones alados" abalanzándose sobre su rostro hasta hacerlo sangrar y desfallecer. Cerró entonces sus ojos y en total oscuridad sintió cómo las alas cubiertas de piel rozaban sus orejas, sus cabellos y brazos. Incluso un atrevido animal se posó sobre su hombro. Aquel asustado hombre viró hacia donde estaba aquel ser , para observar luego cómo los dientes del quiróptero se abrían en amenazante demostración, mientras una larga lengua salía de su boca.

Estando ahí sólo, en medio de esa cueva, el miedo lo envolvía y no en vano quería huir, lo cierto es que permaneció más de una hora de pie rodeado de todos esos animales, soportando la idea que lo llevó a enfrascarse en tan arriesgada misión. De repente y sin una explicación lógica, aquel hombre que había sufrido durante años aquel temor incontrolable fue envuelto de pies a cabeza por las alas de aquellos seres noctámbulos hasta convertirlo en una sola masa amorfa y fue levantado del piso a media altura de la cueva, luego giró y como si fuese sumido por una fuerza paranormal, levitó por toda la estancia hasta que finalmente cayó al suelo, permaneciendo inconciente por algunos minutos, después del cual se levantó y con la alegría de haber superado una crisis, como si hubiera logrado escalar una montaña o haber ganado un trofeo olímpico, aquel hombre salió de la cueva libre de toda fobia.

Ni él mismo era conciente de lo que sucedió en realidad ese día en aquella misteriosa cueva, lo cierto es que no volvió a soñar con murciélagos revoloteando sobre su cabeza, sería él quién ahora en noches de plenilunio volaría sobre las cabezas de quienes temen y sueñan la oscuras alas de un murciélago, era ahora él uno de ellos...

HISTORIAS DE VIDA Y MUERTE
                                               (LIBRO)

PROLOGO:  A traves de estos cinco relatos cortos, pretendo presentar la cotidianidad que significa vivir o morir; al fin y al cabo, las historias humanas se irvanan entre esos dos ejes.  Todos somos de la vida, todos somos de la muerte...



LA MANO EXTENDIDA: (Vida) Extendió la mano como esperando que la gente depositara puñados de aliento en su palma. No esperaba dinero, nada más sentir el calor de una mano fraterna entregando parte de sí, sin importar si unos cuantos centavos o algún billete que sobrase de los bolsillos de una caritativa alma supliera la necesidad de sentirse acompañado.
Esa tarde llovió y la mano seguía extendida, aguardando una respuesta, vislumbrando una pregunta ¿hasta cuándo?.
Y la respuesta siguió esperando. Nadie se atrevía colmar esa mano con el calor de una caricia, mucho menos proporcionar el frío metal, tan frío como la ciudad que servía de marco a la escena. Las calles se inundaron de gente que aprisa buscaba refugio en los aleros de los edificios, mientras como hongos de colores se llenaban de sombrillas las avenidas para guarecerse del temporal. Esta vez, la mano del mendigo se ocultó entre los pliegues de su abrigo buscando la manera de guardar calor. Ya no pedía nada, se había resignado a olvidar que era alguien, sólo quería confundirse con las paredes , el asfalto de la calle y el humo de los autos, para no creer que existía y simplemente resignarse a ser como las cornisas de los edificios, que no tenían alma y eran simples estructuras inanimadas que no sentía ni vivían. Era más fácil pensar así.
Es tarde, a lo lejos se escucharon los últimos truenos y de la ventana de una nube descendió un rayo de luz que iluminó la convulsa ciudad, la lluvia había cesado y apenas goteaba de las hojas de la vieja araucaria del parque unos cuantos chorrillos de agua. De nuevo la tímida mano se extendió como pétalos al sol después de una lluviecilla de mayo. Nadie entregó una moneda, nadie ofreció su calor, sólo el rayo que provenía del cielo iluminó la ennegrecida palma mientras que en un gesto de asombro los ojos del anciano mendigo se llenaron de lágrimas . Esa tarde ya no sintió frío.



EL ACCIDENTE
(Muerte)

De repente se detuvo el tráfico y las calles se llenaron de sonidos de ambulancias y radiopatrullas. Los pasajeros del autobús exigían al chofer la devolución de sus pasajes, mientras lanzaban improperios a los causantes de su demora, muchos de ellos llegarían tarde a sus lugares de trabajo. Era un caos, algunos niños de pecho comenzaron a llorar mientras las madres buscaban presurosas chupetas y chupones para acallar sus gritos. Algunos asomaban sus cabezas por entre las ventanas y en sus morbosas mentes ansiaban ver la sangre correr por entre las alcantarillas y distinguir miembros mutilados por todo el asfalto, con la decepción de encontrarse con la escena de una mujer atropellada quien murió en el acto sólo por el certero golpe de un automóvil que venía a alta velocidad, pero que no presentaba lesiones visibles. Llegó entonces el ángel de la muerte quien se le vio no con el tradicional traje oscuro, sino de blanco y con unas elegantes alas transparentes. Al menos así lo percibieron algunos transeúntes. Se dirigió en forma reverente al cuerpo de la recién fallecida y la tomó delicadamente entre sus brazos, extrajo de ella su último aliento y lo depositó cuidadosamente en una hermosa urna de oro rematada con pedrería de diamantes. Antes de remontar vuelo y llevarse consigo el alma de la desdichada mujer se subió al autobús y preguntó : ¿Alguno de ustedes bajó a socorrerla?. El murmullo y los insultos hacia el chofer y los policías de tránsito fueron la única respuesta.



MATERNIDAD
(Vida)

En la cama de un hospital una mujer recientemente dio a luz el hijo que pudo no haber nacido. Mira entonces desde su ventana y se da cuenta de la verdad que acababa de descubrir...

La sala de maternidad se llenó de un ambiente de alegría, aquella mujer que llevaba ya catorce horas de labor de parto logró finalmente dar a luz a un bello bebé de escasas cuatro libras. Después de haberlo limpiado y dado los primeros auxilios para enfrentarlo a la frialdad de esta vida, la enfermera lo depositó en los cálidos pechos de la madre para que en fallidos intentos lograra extraer el líquido vital que le permitiera alcanzar el peso necesario para salir de la zona de mortandad infantil. Más tranquila y con la dicha de tener entre sus brazos a su pequeño hijo, María recordó la fatídica escena, cuando su pareja en un arrebato de cólera le pegó por haberse negado a abortar la criatura que ya llevaba cuatro semanas en su vientre y ella estuvo a punto de hacerlo al tomar unas pastillas que casi desgarra el saco amniótico y destroza al bebé. Para dicha del mundo la criatura fue rescatada a tiempo por los paramédicos
Después de haber absorbido unos pequeños tragos de calostro le arrebataron el bebé a María para mantenerlo en observación. Ella quedó rendida por las largas horas de lucha tratando de parir la criatura. La noche la sorprendió con la ventana del salón abierta permitiendo que una tenue brisa refrescara su sudorosa frente. Se dispuso a descansar y antes de que sus párpados se cerraran observó sobre el tejado del edificio de al lado la hermosa silueta de una gata que a contraluz de la luna era acompañada por tres pequeños felinos. Esa noche se sintió por primera vez una madre.


EL ENTIERRO
(Muerte)

La ventaja de ser niños es que sin importar lo trágico de la vida, todo lo olvidan fácilmente. Si hubieran sabido esa tarde quién los espiaba , no olvidarían tan fácilmente ese incidente...

Hicieron una caravana con ramos de violetas, margaritas y geranios que en actitud de reverencia portaban entre sus manos. Caminaban despacio y uno de ellos llevaba el féretro, que no era más que una vieja caja de zapatos con algodón adentro. Contenía un pajarillo muerto que aún la corrupción no le había afectado; no presentaba mal olor y sus plumas seguían siendo brillantes. Antes de bordear las bancas de madera y adentrarse por la barda de cipreses pasaron por el cobertizo para sacar la pequeña pala con que cavarían la fosa.

Su papá les había regalado el pajarillo con el fin de colmar la casa con los sonidos mañaneros de esta canora criatura, y ahora por problemas de envenenamiento, la infortunada avecilla estaba a punto de ser enterrada en el patio a los pies del viejo Roble. Los inocentes niños se detuvieron frente al árbol y cavando un hoyo que casi rompe una de sus gruesas raíces enterraron la vieja caja de zapatos con todo y ave, luego de depositar suficiente tierra en el hueco y finalmente colocar una cruz hecha con ramas secas. Terminada las honras fúnebres y después de haberse arrodillado frente a la tumba a rezar por el alma del difunto, los hermanos Sequeira se alejaron de prisa del lugar a entretenerse como siempre con sus juegos preferidos. Fácilmente borraron de su memoria el incidente y volvieron a la rutina de ser niños esas criaturas que rápidamente olvidan la tristeza y no consideran la muerte un problema para seguir viviendo, No sospechaban que su padre desde la cama de su dormitorio los observaba en actitud silenciosa. Acababa escasas tres horas de volver de la clínica donde se le había diagnosticado un cancer terminal.

LA HORA CRUCIAL
(Vida)

Tirado en una trinchera, en la hora crucial de su muerte, un rayo de esperanza le acompaño y le provocó una última sonrisa...

El cabo yacía agonizante entre los charcos de aquella trinchera que tanto protegió su vida durante los últimos dos meses. De su pecho salían a borbollones ríos de sangre que se confundían con los colores del crepúsculo de esa nefasta tarde. A lo lejos se oían morteros expedir sus municiones al aire mientras el ruido de metrallas ensordecía el campo. Entre la bruma y la pólvora que llenaba la atmósfera con su particular olor acre apareció la figura del soldado compañero que presuroso se lanzó sobre el cuerpo del herido tratando con sus propias manos de detener la hemorragia, sin lograr nada. Inevitablemente estaba muriendo. El solado amigo, en un intento de darle ánimo comenzó una plática sin sentido ni tema especial, divagando entre los recuerdos de infancia, la promesa de jugar de nuevo póker cuando se recuperara y volver a escalar juntos los montes y serranías de su natal población. De repente recordó el único medio que podría confortar a su ya casi difunto amigo, leerle la carta que escasas horas atrás había recibido de su comandante y que por órdenes del mismo le exigía guardar en el más hermético sigilo para evitar que su mente divagara en esa hora crucial de la batalla.
Rápidamente la sacó de su bolsillo y comenzó de prisa a leérsela. Cuando ya faltaban las últimas líneas que así versaban :
..."mi amor espero tenerte de nuevo a mi lado para presentarte a tu hijo que llevo en mis entrañas"., una lluvia ligera comenzó a bajar de entre las bajas colinas circundantes. A esa hora el cabo murió. Su rostro estaba lleno de sangre y lodo, pero detrás de esa mugre se asomaba una leve sonrisa.

Segunda batalla del Marne, verano de 1918.




miércoles, 16 de mayo de 2012


LA COMETA DE PABLITO

Sobre aquel inmenso potrero el viento de esa tarde corría fuerte, tan fuerte como para derribar las coloridas flores del viejo madroño. Como era la mañana del día de Reyes algunos niños aprovecharon para jugar con sus cometas recién compradas. Algunas tenían dibujadas amenazantes águilas cuyas garras parecían arrancar los hilos de la vecinas recién encumbradas. Otras parecían avioncillos de la Segunda Guerra Mundial con la esvástica hitleriana, siempre dispuestas a dominar a las demás. Lo cierto es que la cometa de Pablito era apenas hecha de cáñamo y papel y sobre la superficie, su padre había dibujado una hermosa estrella amarilla en el centro. Le había pintado un par de ojitos pequeños y una boquilla sonriente. Era una sencilla cometa, pero para Pablito ese fue el mejor regalo que pudo recibir en esa hermosa mañana de Reyes.

El viento continuaba elevando más y más cometas en el cielo. Aquello parecía un campo sembrado de multicolores flores sostenidas apenas por el tallo de unos hilos.
Pablito vio entonces que todas las cometas del lugar se elevaban fácilmente, mientras la suya constantemente se propinaba golpes en el suelo y por más que lo intentaba no lograba siquiera elevarse unos cuantos centímetros.

Llorando por sus fallidos intentos volvió a casa a reclamarle a su padre la mala confección de la cometa. Al escucharlo aquel hombre simplemente se levantó en silencio y tomando el juguete se dirigió al campo. Con ayuda de unas ramitas que colocó estratégicamente entre el papel logró equilibrar la estructura de la cometa y después de varias carreras logró elevarla bien alto, tanto que se perdió entre las nubes. De repente el hilo dejó de tensarse y finalmente la cometa desapareció. Llorando el niño volvió a reclamarle:

- Papi, casi ni logró elevarse y ahora que lo hizo se fué ¿Porqué me dejó?

Con la ternura que a un padre causa la inocencia de un hijo, sonriente le respondió:

Hijo, la cometa se fue porque tenía que irse a preparar para que en la noche brillara bien alto. ¿Te acuerdas que le dibujamos una estrella?. Pues cada noche que te sientas solo mira desde tu ventana al cielo y encontrarás siempre una estrella que te acompañará, esa es tu cometa que anda surcando sonriente el espacio.

Después de un largo silencio Pablito se quedó mirando hacia las nubes y sonriente le tomó la mano a su padre.

-¡Vamos papi a cenar, para acostarme temprano y mirar mi cometa desde la ventana!.

El campo quedó sembrado de aguilillas, avioncillos y decenas de animalitos de diferentes colores y formas, mientras padre e hijo se dirigían alegres a su hogar.


LA CÚPULA AZUL

"En lontananza,
miro la cúpula,
azul como el mismo cielo,
recortada bajo la luz
de la tarde
y yo que estoy lejos"

De niño siempre que viajaba en autobús hacia el oeste de la capital miraba tras los cristales una gran esfera azul, tan bella por su composición clásica. Me preguntaba entonces a qué iglesia pertenecía esa cúpula. Pasarán muchos años, cuando mis piernas crecieran y mis padres me permitieran andar solo por las angostas calles de mi ciudad, que me enteraría de que se trataba de la cúpula azul de la iglesia de Barrio México, un lugar hoy maltratado por la marginalidad de convertirse en suburbio, uno plagado de indigencia, de aquellos seres ambulantes y silentes que buscan cómo sobrevivir un día más sus maltratadas existencias. Lo cierto es que en ese primer encuentro de adolescente;  al entrar al templo, el ruido de la calle se convertió en silencio ancestral, aquel que me recordó las catedrales medievales, que alguna vez leí en mis libros de historia. Por dentro la enorme cúpula no era azul, sino de un blanco antiguo que me decepcionó. Era demasiado sencillo el domo que visto desde abajo, no presentaba ningún friso en particular. Apenas sencillos vitrales dejaban ingresar pequeños rayos de luz hacia el interior de la nave central. Sin embargo el hecho de encontrarme ahí sólo después de años de curiosidad a la luz de mis ojos infantiles, y ahora como jóven, es que encontré una paz esperada. Después de ese encuentro todo fue trajines de colegio, amores perdidos, tardes de verano leyendo algún libro, y noches de invierno arropando soledades. Nunca creí que volvería alguna vez a mi cúpula azul, esta vez como cantante. En el año 1998, tras una audición muy apretada -sólo quedaban dos puestos para cuerda de barítono- pude ingresar al Coro Sinfónico Nacional. Tras varias presentaciones en el Teatro principal de mi ciudad, comenzaríamos una gira de extensión cultural por algunas provincias de mi país, lo que no sabía es que darían inicio en la Iglesia de Barrio México, la de mi cúpula azul.
A las ocho en punto de la noche, los primeros acordes de los violines, chelos y contrabajos llenaron el espacio del templo con armonías que rebotaron contra el domo y devolvieron a la audiencia sonidos barrocos que los transportaron hacia épocas de reyes, castillos y caballeros, a salones de fiesta engalanadas con lujo y ostentación. Ese día en uno de los lugares más marginales de mi vieja San José, lo antiguo y moderno, lo clásico y contemporáneo, la riqueza y la pobreza se dieron de la mano. Cuando me tocó el turno de leer partitura, y tras haber coreado algunas arias de ópera, nos correspondió interpretar el "Alleluha" de Haendl. Sólo bastó mirar al público ponerse de pie a aplaudir para recordar años atrás mi deseo de conocer esa iglesia, una que llenaría, con los acordes que de las gargantas de mis compañeros coristas y yo saldrían hacia lo alto de mi cúpula azul. Estaba de nuevo ahí, ahora con mi pasado haciéndose presente.

LA BOTELLA
(Fábula)

Una botella de hermoso color azul se encontraba tirada en el camino. A través de ella se reflejaba la transparencia del cielo de esa bella tarde de verano. Nadie que pasara por el camino le prestaba atención alguna.
Pasó un primer viajero y simplemente la ignoró, hizo como que no existía. Pasó un segundo que por cierto tenía mucho dinero; se le quedó viendo y exclamó:

"¡Inútil objeto!. ¿Que haces tirado ahí? no me sirves de nada.
Y de un puntapié lanzó la botella a la otra orilla del camino. Por suerte no chocó con piedra alguna y de esta forma no se quebró.

Finalmente pasó por ahí un mendigo que al verla dijo así:

"A esta botella provecho he de sacar yo"

Caminó hasta caer la tarde, cansado llegó a un pequeño pueblo donde entró en un sencillo hostal y logró intercambiar la hermosa botella por una noche de hospedaje y comida, suficiente para seguir al día siguiente su camino.
¿Y qué tenía de especial esa botella?. Era una de las pocas que quedaban de una colección única y muy bien preciada de botellas de vino francés.

"Hay quienes no valoran las cosas sencillas, hay quienes
de lo sencillo sacan brillo"
LA ANSIADA
La paz,
la que busco en las iglesias.
La que serena mi existencia
y arrulla mis desgracias,
que en lontananza se achica
hasta quedar como nada.
Es la paz de mi ombligo,
materno como en casa,
la que grito en el silencio
cuando los cocuyos no cantan.
Es mi ansiada.

LA ÚLTIMA GOTA DE AGUA

Se levantó temprano con la única idea fija de beber agua. Abrió la llave y sólo logró escuchar el silbido del aire salir del agujero de la boquilla del tubo.
En muchas partes del planeta ya se repetía esta historia. Las últimas gotas del líquido vital se estaban acabando, mientras la atmósfera se cargaba cada vez más de monóxido de carbono y otros gases contaminantes, producto del escape de los automóviles y el humo de las chimeneas de las fábricas.
Seguía teniendo sed y recordó que en la refrigeradora había dejado el día anterior una bebida gaseosa a medio terminar. No aplacó del todo sus ansias pero al menos le quitó de su lengua la mala sensación de sequedad. Encendió la televisión y las noticias retrataron el panorama oscuro que la humanidad entera comenzaba a vivir. Los medios informaron que a partir de ese día, las reservas de agua potable terminarían de existir y el mundo empezaría a experimentar la debacle ecológica más grande de todos los tiempos: "la lucha por acaparar las últimas reservas de líquido del Planeta". ¡La guerra había comenzado!. Estado Unidos desde hacía años se estaba preparando para hacer frente a esta crisis, colocando tuberías que llevaban el líquido vital desde las selvas tropicales de Centro y Suramérica hacia las regiones áridas de su costa Pacífica y tenía proyectos para extender la red hacia el Atlántico. Además a través del negocio de la "venta de aire", a cambio de la condonación de la deuda externa había logrado someter a los pequeños países de América Latina prácticamente a la esclavitud. Ya los bosques milenarios habían desaparecido prácticamente del planeta y los pocos que quedaban estaban en manos de las grandes compañías madereras internacionales.
Se sentía sucio y pensó en un momento ir a bañarse, pero recordó inmediatamente que ya no había agua. ¿Qué hacer?, se preguntó. Lo mejor sería esperar. Guardaba la esperanza que de nuevo, de la cañería brotara el agua. ¡La muy esperada y ansiada agua!. Aguzó su oído para escuchar atentamente si volvía al menos un chorrillo del líquido. Como no logró captar nada, con el control bajó el volumen al televisor para ver si escuchaba mejor, pero la llave de la cañería permanecía silenciosa. Se dirigió a la cocina y una sensación de devastación lo envolvió en una nube de incertidumbre y desesperación. ¿Ahora qué hago?. Deseaba una taza de café y no tenía cómo hacerlo. Decidió descongelar unos cubos de hielo de la nevera. Así lo hizo y con el agua hervida que sabía a gas de congelador, diluyó el café en el percolador. Servida una taza se sentó de nuevo frente al televisor. Se seguían dando noticias sobre la catástrofe ecológica y cómo estaba afectando a los países ya de por sí más pobres del planeta, en la franja suroriental de África y cómo se observaban parches de desiertos en lo que antiguamente era la extensa selva del Amazonas.

Se terminó la taza de café y volvió a la cocina a servirse más pero recordó que los cubos de hielo apenas dieron para una sola ración. Pensó utilizar el resto del hielo como reserva para más tarde. Regresó a su asiento a esperar.
Se rascó la cabeza y se desabotonó la camisa del pijama. Hacía calor y el termómetro marcaba 36 grados Celsius en un lugar que desde siempre se mantenía en un promedio de 22 grados. De todas maneras era verano y se decía que esos días eran los más calientes del año. Su hijo menor se levantó y corriendo se acurrucó entre los brazos del padre y acercándose al oído le susurró que quería un vaso de agua. El progenitor se le quedó viendo a los ojos y decidió volver a la cocina a derretir otro cubo de hielo. Estaba por sacar la bandeja del congelador cuando de pronto escuchó el sonido del aire al escapar de la boquilla del tubo lo que le provocó la dicha que tanto estaba esperando, comenzó a salir agua de la cañería en un chorrillo apenas delgado. Se apresuró a rescatar tan preciado regalo del día y de repente la dicha se esfumó. Apenas logró recoger medio vaso del líquido. Se volvió a donde su hijo y con los ojos casi llorosos comenzó a derretir el cubo de hielo, él supo que todo cambiaría a partir de ese momento...

LÁPIZ EN LA ACERA

Bajó las gradas del autobús la anciana de cabellos plateados y delantal florido, llevaba en su brazo derecho una canasta con huevos y sus sandalias mostraban la sencillez de su linaje. Apenas puso un pie en la acera, se agachó para levantar del suelo un lápiz que se notaba estaba a medio usar. La punta del grafito estaba rota y su borrador desgastado, pero servía aún. Al frente , algunos estudiantes de colegio permanecían sentados recostados sobre las verjas del viejo edificio de enseñanza, otros de pie buscaban un pretexto para pasarla bien conversando sobre temas de fútbol. Las niñas hablaban por sus teléfonos móviles y uno que otro simplemente se divertía con sus electrónicos juegos. La anciana se acercó a ellos y preguntó si a alguno pertenecía el lápiz encontrado en la acera. Nadie respondió, sólo uno que parecía el más avispado hizo un gesto de negación y continuó escribiendo sobre su computadora portátil con un dejo casi de desprecio. La anciana mujer, no hizo más que dar media vuelta y colocar el lápiz encontrado dentro del bolsillo de su delantal, mientras a su memoria llegaban los recuerdos de cuando en su único cuadernillo escribía las sumas y restas que la maestra con tiza en mano trazaba sobre la pizarra


JUEGO DE NIÑOS

A hojas de llantén
huelen sus manos
traviezas de moldear figuras,
Alegres de crear milagros.
Y en sus bolsillos rotos
cargan la vida entera
con escondidos tesoros,
tapones de corcho,
tornillos y tuercas.
Luego sueltan trompos
que en la vereda ruedan
y se cuelgan de cometas
que encumbran sin tregua.
Olvidan sus nombres
y en superhéroes se transforman.
Salen a defender doncellas
con desvencijadas ramas.
Vuelven a casa,
desarrapados y sucios,
sangrando como
en cruenta guerra.
Cansados de vivir la brega
se acuestan a contar ovejas.
Son nuestros niños
cristales a la luz de las estrellas.
Esperanza de un mañana
que todavía no llega.
Son nuestra eterna espera.


JIHAD

El sol absorbe la blancura de las mezquitas y las convierte en un intenso rojo que se derrama silencioso por entre las almenas, mientras de la linternilla de un atalaya un hombre de amarilla túnica, con potente voz canta oraciones a Alá, para que miles de fieles realicen la oración puntual que transforme el cielo de colores cobrizos a la purpúrea penumbra del fin del día.
Se detienen entonces los quehaceres como sucedió horas atrás.
En lo alto de una buhardilla un hombre en solitario repasa nervioso las cuentas de un rosario en busca de una respuesta, a la que la frente traiciona con gruesas gotas de sudor.
Su valentía será puesta a prueba, apenas comerá un último bocado esa noche, besará la frente de su mujer y abrazará a sus hijos. Quizás ni ellos lo sepan; el pretexto es una simple salida. La puerta se cerrará; tras de ella y en pocas horas, las carnes de aquel hombre se desgarraran en cruenta explosión. Cumplirá su Jihad para que el orden establecido desde siglos continúe.
Habrá un hombre menos en la ciudad y un redimido atravesando el paraíso.

INVOCANDO ESPÍRITUS

A la luz de una vela invoco los espíritus de mi pasado y como fuego fatuo explotan de la llama cientos de chispas que se exparsen en mi habitación.
Es martes 13 y según los entendidos en ocultismo en este día todo puede suceder.
De una de las chispas aparece primero la cadavérica presencia de mis años de infancia cuando la inocencia reinaba en mi corazón. Sólo bastaba contenplar su cándida sonrisa para percatarse de que aquel niño que era yo disfrutaba de los pequeños regalos que le brindaba la vida: una tarde ventosa de verano, una mariposa al vuelo, una bateríade jueguetes en el suelo y una mirada perdida en el azul del cielo.
Del extremo de la habitación y en solapado silencio se acercó a mí la adolescencia, llena de fuerza y esperanza, a la vez que se escondía en su túnica de mansa timidez y de temores añejos, y es que lloraba como el espíritu infante que añoraba regresar a ser, pero como un deber casi ciego continuaba avanzando. Envejecer era su reto, con una mirada serena, con firmeza, como si aún en la más caótica de las guerras el sobreviviente debía vencer cada trinchera, cada obstáculo, cada espera.
Y aunque la vela seguía encendida, las sombras de la noche trajeron a mi presencia a mi espíritu adulto, algo cansado y mal trecho por los avatares de la vida, una que a veces sin sentido me esfuerzo por vivir. Doliente como enfermo en cama, sigo adentrándome en este absurdo, buscando razones para no desfallecer, continuando un centímetro más delante de aquellos que se dieron por vencido, acabando lo inconcluso. Sólo al abrir mi puerta tras un breve sonido de puños que tocan la madera me sorprendo ante la presencia de mi vejez y me doy cuenta que su rostro no es definido y no logro descifrar sus contornos; lo que me serena entonces es observar que tras esa masa informe, amorfa, se presenta otro rostro; más brillante que la llama de mi vela, más blanca y pura, como esperando que le sonría y eso no es necesario porque me es fácil hacerlo. Mi vejez la veo entonces con descanzada alegría, como si ya hubiera concluido lo inconcluso. Y es que el rostro más allá del mío me invitó a llorar como a un niño que sentencia se acabe esta noche oscura. Y como si se lo pidiera, un viento fuerte entró en mi ventana y apagó la vela inundando la estancia de una dulce paz. Y mi espera se escondió en el permanente abismo de sus regazos.

viernes, 11 de mayo de 2012

Interrogante.
¿Qué me dirías si me presento con la vida hecha un nudo?. ¿Con las puertas entre abiertas?
Detrás de ellas la historia se trasluciría como un vitral con sombras de alas desplegadas al sol.

La mano que no temió estrechar la otra se abriría mojada con lágrimas de media noche.

¿Qué me dirías si me presento desnudo?. ¿Si mi alma se ensuciara con palabras obscenas?
¿Si mi voz no callara la mentira, o si mi espalda se encorvara por el peso de la ira?

¿Qué me dirías si no tuviera ya nada que decirte, nada que mentirte, nada que contarte?

Nada esto te diría.
Todo esto callaría.
INTERPELACIÓN
Oteando a los transeuntes, el ojo de la paloma absorve con su retina osmótica las antropomorfas y diarias figuras, mientras del otro lado del iris alguien se pregunta: "¿nos entenderán...?"
...como respuesta; el aglutinante brillo de su tornasolado atuendo se pega al sempiterno lente del humano.

EL CÍCLOPE
Y andamos en la vida entre los vértices de la verdad y la mentira, para no tropezar con los umbrales de aquello que nos estorba, toda vez que intentamos ser auténticos.
Y aunque la realidad se nos presenta en forma de cíclopea figura, el ojo de la fantasía nos ayuda a vivir y a creer que aún hay algo de cierto en nosotros.


IMPRESIONES DEL CARIBE

No puedo afirmar que es un diario, quizás es una simple bitácora de viaje en la que obvio muchos detalles que impiden mostrar al lector mi interés por presentar nada más las sensaciones que mis sentidos captaron durante mis cortas vacaciones de fin de año a la Provincia de Limón, en la Costa Caribe de mi país y que de alguna forma no escapan a las destrezas del raciocinio quien las transforma en palabras escritas. Son simples descripciones de algunas imágenes sueltas que acumulé a lo largo del recorrido y que no necesariamente llevan un orden determinado. Sentado frente a mi computadora y con ese cúmulo de ideas rondando por mi mente, me dispongo a la tarea de recopilarlas a manera de una libreta de apuntes, una que transcribo de la tinta y papel a la magia de los pixeles

30 de diciembre de 2009 - 3 de enero de 2010.



DIA UNO

Tres de a tarde

Son las ventanas de los autobuses marquetería donde el verde intenso de las montañas encuadra la fina brocha del Gran Pintor. Y es que para cualquier lugar que volcara mi mirada, selvas enteras inundaban mis pupilas, y si dejaba entrar la brisa, olor a humus, lianas y helechos, ceibas y valles floridos, cascadas en la carretera y matapalos crecientes se agolpaban en mis fosas nasales.
Tres horas separan la capital de la costa Caribe de mi país, tres horas de cambio de postura, sudoración y cabeceo, sin que mis ojos no dejaran de enfocar el hermoso Cerro Zurquí, el Río Sucio, llamado así no por su contaminación, sino por los sedimentos arrastrados, el Parismina, de categoría "A" en rafting y las hermosas llanuras de Santa Clara.

Una hora después.

Definitivamente somos animales de costumbres y ya me hacía falta la bebida tan común del Valle Central, el café que acompañado de un sabroso Patí (empanada de harina de trigo rellena de una sabrosa carne picantosa), me reanimó del viaje que ya comenzaba a cansarme. Tengo entendido que es una comida propia de casi toda la región caribe y en mi país, esa comida es muy común de la Provincia de Limón. Mi esposa e hijos no son tan fanáticos de estas delicias, por lo que prefirieron bebidas gaseosas y otra de las especialidades caribeñas; el Plantintá (empanada también de harina rellenas de un puré de plátano maduro, condimentado con dulce de caña, nuez moscada y canela) de un sabor algo dulzón, no muy codiciado por mi paladar que prefiere el sabor picante del chile. Continuamos el viaje.



Dos horas después.

Los cocoteros comienzan a dominar el paisaje. Sobre y debajo de ellos, árboles retorcidos y en desordenada frecuencia atraviesan la horizontalidad de mi vista. El puente peatonal y señal de aviso me indica que atravesamos la población de Siquirres. El río Barbilla me recuerda que entramos a una zona de refugio silvestre mientras las llanuras de Matina cubiertas de bananales transforma el paisaje en otro verde, el verde propio que forjó desde finales del siglo XIX la economía de enclave en la provincia. El cultivo y exportación del banano así como la actividad portuaria son las dos principales fuentes de empleo de esta región.

Dos horas y media después

La luna sobrevuela las brillantes hojas de plátano y se oculta cada vez que la frondosa selva aparece y desaparece frente a los ventanales del autobús. El fuerte olor de los pesticidas en los canales de drenaje que atraviesan los extensos bananales, las anchas orillas del río Chirripó , los puentes ferroviarios y la presencia de contenedores aparcados a lo largo de la carretera, me avisan que nos acercamos a la ciudad de Limón.

Tres horas después (el final del viaje)

Las luces provenientes del tendido eléctrico y de los bombillos que se escapan por entre los ventanales de las viviendas construidas sobre pilotes para evitar las inundaciones nos dan la bienvenida. En mi mente guardé la última impresión antes de bajarme del autobús: a una orilla de la carretera el humo de una fogata, posiblemente la quema de ramas y hojas me recuerdan que entraba al mundo de la nocturnidad cotidiana del Caribe; de hombres y mujeres que se apropian de su espacio y lo transforman según sus costumbres cada vez menos rurales y ahora más urbanas.

En casa de mis suegros

Abrazos y besos, maletas en el suelo, perros ladrando y un hambre que se me pega al estómago. Madera en todos lados -reparan la casa-, conversaciones obligadas después de un año de ausencia, fueron las primeras impresiones que recibí. Luego fueron guisados y bebidas, estómagos llenos y adaptarse al calor del verano, zancudos y grillos antes de dormir. El sueño se adueña de la casa, afuera la ciudad no duerme.

DIA DOS

Limón es una provincia de mayoría negra, sin embargo la familia de mi esposa es blanca, tan blanca que parecen más propios del Valle Central que del ardiente Caribe. Aún así tan arraigadas están las costumbres culinarias heredadas de los primeros pobladores jamaiquinos que llegaron a esta región, contratados para trabajar en la construcción del ferrocarril en la década de los ochenta del siglo XIX, que aún mantienen vivas los sabores a leche de coco, chile panameño, pimienta negra y cientos de recetas a base de fruta de pan, yuca o mandioca, carne de tortuga - que por cierto cada vez es más escasa por su protección- "Jaquí o ceso vegetal", una fruta propia de la región de la que sólo se come la pulpa desprendida adecuadamente de la semilla, pues de lo contrario es altamente tóxica y otras delicias a base de cangrejo o jaiva y por supuesto el pescado propio de las zonas costeras, eso sí aderezados siempre en leche de coco el ingrediente común en la gastronomía limonense.
La cena de fin de año consistiría en esta ocasión en un plato típico de la región, utilizado principalmente para los grandes festejos, me refiero al "Rice and beans; una mezcla de arroz y frijoles elaborados con la ya explicada leche de coco y acompañado de pollo sazonado con azúcar y pimienta para darle la particular consistencia y sabor caribeño. Desde temprano mi suegra se levantó para rayar y extraer de la fruta del cocotero la blanca leche que serviría para "sancochar" o hervir los frijoles. Con patacones - plátano amasado y frito- , el pollo al que ya expliqué su preparación y el típico refresco de "hiel" -ralladura de dulce de caña, jengibre, jugo de limón y nuez moscada- la noche se engalanó de sabrosos olores y sabores.
El cambio de año viejo a nuevo se dio entre sonidos de salsa, cumbia y merengue, abrazos, besos, llantos y una extraña nostalgia flotando en el ambiente. Lo cierto es que no puedo negar que la pasamos muy bien. La madrugada nos sorprendió cantando Karaoke. Definitivamente cada vez la modernidad se adueña hasta desde nuestras formas de hacer música entre familia y la vieja guitarra es sustituida fácilmente por los nuevos sistemas digitales.

DIA TRES

Honestamente no he pretendido crear en la mente de los lectores la idea de que por el hecho de estar en el Caribe, la fiesta es constante y venderles la idea acartonada de que todo es un paraíso en esta región. Lo cierto es que les confieso de que la Provincia de Limón, es considerada la más pobre y abandonada del país. Los problemas sociales son muy serios pues el desempleo, la falta de infraestructura turística y portuaria, así como la violencia intrafamiliar son el plato fuerte de cada día. A menudo se leen en los periódicos y se escuchan en los medios televisivos y la radio, noticias de mujeres de la provincia; asesinadas a manos de sus maridos, narcotráfico proveniente del sur -Costa Rica es un puente por donde pasa la droga hacia los cárteles de México- y muertes a mano armada en el que el móvil es siempre el alcohol y los estupefacientes.
En el marco de lo dicho, existen pocos medios de diversión por lo que las familias se conforman con pasar los días viendo películas alquiladas o simplemente jugando juegos de mesa y platicando. Este día no fue la excepción por lo que decidimos bajar desde el "Barrio la Colina" hacia el Centro de Limón donde en una tienda de videos alquilamos algunas películas de estreno para pasar el día. Aprovechamos el momento para dar un paseo por el hermoso Boulevard que da al "Parque Vargas", frente al tajamar y observar el azul turquesa de las aguas del Caribe contener la hermosa estructura de la "Isla Uvita", la primera tierra que pisó Colón y sus hombres al llegar a nuestro país el 18 de setiembre de 1502 a la que por cierto ellos llamaron "La Huerta", por su exuberante vegetación que aún mantiene.
De paso y continuando con el relato, aprovechamos para refrescar nuestras gargantas del fuerte calor de las tres de la tarde con un "granizado" o bebida a base de cola y leche condensada. De regreso pasamos frente a uno de los edificios más antiguos de la provincia, la vieja Iglesia Bautista fundada en 1888.
Aunque ese día no hubo oficios, adivinaba escuchar la presencia de música gospel y espírituals salir de las antiguas paredes de madera de aquel templo y proyectarse hacia la calle. Hermosos y ancestrales himnos propios de la población negra que me invitaban a reflexionar sobre la variedad de denominaciones religiosas que subsisten en esta tropical provincia: Anglicanos, evangélicos, bautistas, adventistas y por supuesto católicos, sin menospreciar a numerosos Testigos de Jehová y metodistas entre otros. Una ensalada de creencias que sin rebasar sus fronteras subsisten una a la par de la otra sin provocarse ni menospreciarse entre sí. De hecho recuerdo hace algunos años asistir a una misa interconfesional, donde los líderes de algunas de estas iglesias colaboraron en esa ocasión con los ritos católicos que el Obispo del lugar presidía. Me encantó haber sido parte de tan hermosa ceremonia.
Al volver de nuevo a casa de mis suegros esa tarde me llevé las mejores impresiones de una tarde cayendo detrás de las abundantes arboledas de "Cerro Mocho", un histórico mar lleno de conquistadores y piratas antiguos y la imagen de un pueblo lleno de fe y esperanza de que su terrenal futuro sea mejor, aunque por el momento, el presente lo vayan construyendo en medio de las dificultades de ser una provincia olvidada.
Como ya lo expliqué ese día nos dedicamos a la cotidianidad de divertirnos con lo que el séptimo arte en DVD brinda a los subdesarrollados países como el mío.

CUARTO DÍA

Hoy si fue día de playa y sol. Definitivamente no se puede viajar al Caribe sin sucumbir a los encantos que el trópico brinda. Las horas no importan si estamos de vacaciones, así que al filo de la una de la tarde alquilamos un taxi familiar y nos dispusimos trasladarnos a "Playa Bonita", de las más cercanas y turísticas de la provincia, apenas a escasos tres kilómetros del Centro. El encanto de esta playa es que en una pequeña bahía de menos de un kilómetro de longitud se conjugan playas de arena blanca, arrecifes coralinos, ya algo transformados pero sin perder aún su encanto, exuberantes selvas y una infraestructura que por dicha aún no es suficiente como para alterar el paisaje silvestre.
Si hay alguien que disfrutó de tales maravillas fueron mis hijos, quienes desde que llegaron no dejaron de aprovechar las cálidas aguas del salino mar turquesa producto de la ausencia de sedimentos provenientes de la estación lluviosa que acaba de pasar y que ahora se encontraban en el fondo marino. En verdad que parecían pececillos felices en las transparentes aguas.
Al principio no me agradó la gran cantidad de personas que se aglomeraron ese día, pero no permití que ello me impidiera disfrutar de las sensaciones de tener entre mis manos pequeñas pepitas de coral y conchas quebradas, el olor salobre combinado con el de los humeantes puestos de carne de res y pescado asado, así como la visión de las impresionantes palmeras y almendros que embebidos de las altas olas inclinan sus frondosas cabelleras hacia las orillas del mar, sin olvidar el sonido de un ancestral mar llevando y trayendo murmullos de tierras lejanas.
Pasamos esa tarde disfrutando de esos regalos únicos que nos brinda la naturaleza y que sólo de la Mano Divina se convierten en un cuadro digno de colgar en una pared, pero que en mi mente colgará para el resto de mi vida.

DIA CUATRO (De regreso a casa)

Mis pies cansados de tanto caminar descalzos por entre los arrecifes y mis brazos adoloridos de tanto nadar, fueron las últimas sensaciones que me llevé de mi hermosa provincia de Limón. El autobús partió a las dos treinta de la tarde y a las alturas de "Moín", sobre la carretera, observo la línea de la costa recortarse sobre la ladera de las colinas cercanas, mientras un cálido sol colándose del lado oeste me acompañará un buen rato, antes de despedirme totalmente de esta maravillosa región. Vuelvo a convertirme en un citadino más. Mis apuntes terminan aquí


HOY NO TENGO NADA QUÉ ESCRIBIR

Las gotas de lluvia golpeando sobre mi ventana me recuerdan que debo ponerme un abrigo. Hace frío y es extraño pues debería hacer calor en esta época del año, pero hoy no.

Una ráfaga sorpresiva interrumpe lo que escribo, hasta que me veo sólo en la sala de mi casa con pluma en mano sin saber qué decir.

A veces los que nos gusta expresar las palabras a través de caracteres encontramos que la tinta se acaba por momentos y las musas nos abandonan. Me levanto a servirme otra taza de café. Rebusco entre mis pensamientos recuerdos vividos que por el momento son fragmentos de sucesos acabados y otros tantos por comenzar; trasnochados en la mente inquieta de este humano que desea estampar su impronta en el papel.

Y los cristales siguen inundándose de lluvia y sobre las techumbres sobrevuelan palomas en busca de que alguien se apiade de sus vacíos estómagos con lo que les sobre de comida.

Sigo con la pluma en mi mano narrando apenas mi falta de inspiración.
Es extraño, soy consciente ahora de que la vida transcurre aún si dejo de escribir, los autos que miro andar, el viento arrastrando las hojas de algún descuidado periódico, el envase plástico corriendo entre las aguas fluyentes de los caños y las palomas que aún vuelan.

No soy único en este conglomerado de hechos por narrar, la vida misma se narra sola, quedando a veces atrapada entre letras, las que los escritores construyen.

Miro de nuevo la ventana y las gotas de lluvia me recuerdan que las musas no llegan hoy, quizás cuando escampe regresen.



HOMENAJE A LOS CAÍDOS

Como troncos huecos
hubo almas que quedaron vacías ante las
sombras de la noche.
No pronunciaron palabras,
sólo el latir de sus corazones
recordaba que aún seguían vivos.
No tenían savia,
sólo raíces ya muertas.
No tenían ramas
sino codos ya secos.
Revestidos de noche
y envueltos en frío,
aún continuaban viviendo.
Al alba un hacha cortaba
y una sierra roía.
Calaban sus corazones,
carcomían sus pulmones.
Parecían muertos,
pero no lo estaban.
Sangraban por vivir.
No se intimidaban,
pero callaban.
No luchaban,
pero vencían.
La ley de la vida se hacía
presente en ellos.
A los rayos del sol,
una nueva plántula surgía.
Y mientras la neblina disipaba
se oía cantar en el bosque:

"¡Vive y crece, vive y crece!"


Rescatado de unos viejos apuntes. Martes 15 de julio de 1986.