HADAS DE LA NOCHE
Rebuscan las impúdicas hadas de la noche
las caricias del cabrío sudor agridulce,
para hechizar los inacabados remedos del amor
y con ello sostener sus blandas caricias,
aunque sea en el instante minúsculo de un beso no dado.
Salir a las calles y embelezar los sentidos
con sus apretadas curvas y transformar la noche
en el fatuo fuego eterno del deseo.
Morir luego a los sueños en la humedecidas almohadas,
en un llanto después de una partida,
y sentir la mancilla de haber cometido lo incierto.
Siguen siendo asi inmaculados sus vientres;
preparados para la arcaica misión de la vida.
las caricias del cabrío sudor agridulce,
para hechizar los inacabados remedos del amor
y con ello sostener sus blandas caricias,
aunque sea en el instante minúsculo de un beso no dado.
Salir a las calles y embelezar los sentidos
con sus apretadas curvas y transformar la noche
en el fatuo fuego eterno del deseo.
Morir luego a los sueños en la humedecidas almohadas,
en un llanto después de una partida,
y sentir la mancilla de haber cometido lo incierto.
Siguen siendo asi inmaculados sus vientres;
preparados para la arcaica misión de la vida.
Tomado del poemario "Urba: Retrato de una Ciudad", de mi misma autoría.
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