AZUCENA
Se me empapa el alma
de voces de niño y taciturnas miradas.
Se me encoge la noche y se me agranda el
alba . Hasta se me quiebran los minutos
en instantes de miedo y aguardo el
momento de esperar el silencio.
Ahogo mi llanto con largos suspiros
y escucho al grillo llorar como a un crío.
¡Quién fuera una nube, ave pasajera, para
Dejar en mi senda una blanca azucena!.
de voces de niño y taciturnas miradas.
Se me encoge la noche y se me agranda el
alba . Hasta se me quiebran los minutos
en instantes de miedo y aguardo el
momento de esperar el silencio.
Ahogo mi llanto con largos suspiros
y escucho al grillo llorar como a un crío.
¡Quién fuera una nube, ave pasajera, para
Dejar en mi senda una blanca azucena!.
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