LLUVIA SOBRE EL MADERO
Abre el párpado
el Ojo del Cielo,
mirando el valle viviente.
Divisa corazones dolientes,
muchedumbres en prisa,
miradas impías, almas en pena.
Lanzas al aire, clavos en manos.
Niños corriendo, sudores al aire,
agua y vinagre, costados abiertos.
Derrama perlas sobre la colina
del madero.
Moja rostros, lava sangre,
refresca labios.
Proporciona aliento,
desde los brazos que cuelgan,
como deseando volar.
Ha sucumbido la muerte.
Se hace vida la Redención.
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