domingo, 25 de marzo de 2012


CAMPANAS MUDAS PARA ESPERAR EN SILENCIO

A partir de hoy, todas las campanas de las iglesias del mundo dejarán de repicar, hasta la hora en que la aurora sorprenda a los expectantes en vigilia, el milagro de resurrección. El Maestro, el Mesías, implantará su único y más preciado mandamiento, el del amor. Ceñirá la túnica a su cintura y se arrodillará a lavar los pies de sus discípulos. Cenará con ellos y será besado a traición. De su frente brotarán gotas de sangre en la noche oscura en que las almas de los vivos le pesarán más que la misma muerte que le avecina. El silencio de las campanas recordarán a un madero alzarse sobre la colina y cuervos arrancar los ojos del maldito que no quiso reconocer la verdad. El velo del templo se rasgará y de las entrañas mismas de la Tierra un hedor a podredumbre y pecado saldrá para saturar las nasales fosas de los mortales. ¡La muerte será vencida!, pero no la del cuerpo, sino del espíritu . Desde ese preciso instante el mundo esperará en silencio la llegada del tercer día, la esperada hora en que la lápida sea removida y el transfigurado pida aún no ser tocado. La hora en que podamos caminar entre pedregosos senderos al lado del que se incorporó para siempre, y sus pies acompañen los nuestros. El ansiado momento en que comamos en la playa con el desconocido, para luego reconocerle de frente y quedarnos con las pupilas dilatadas, mientras sostenemos al pez en nuestras manos, hartos de lo mismo, por no querer comer más que de su compañía. Esperar que la tarde nos sorprenda y desear se quede entre nosotros. Callarán las campanas de las iglesias de todo el mundo aguardando la ansiada hora en que los mismos hombres callen, y escuchen sus corazones latir, mostrándose inútiles, solos e indefensos; necesitados de aquel que bajó del madero para gloriarse sobre las colinas de Betania, triunfante, blanco y etéreo. Enmudecerán las campanas hasta que la luz de millones de velas sean encendidas y en un tirón de bramantes, las ruedas vuelvan a girar, accionando el mecanismo de los martillos galopantes sobre las paredes de bronce y de sus abovedadas formas brotará de nuevo el ancestral sonido de la vida. El mundo volverá a andar de prisa inclinado sobre su eje, de cara al sol. El viento soplará sobre la frente de los fieles y el Paráclito se posará en las sienes de los que nunca más se sentirán solos. Dejarán de enmudecer entonces, las campanas de las iglesias... 

1 comentario:

  1. Así será eternamente, cada vez que se recuerde la Pasión y Muerte de Jesús, Aquel que hace más de dos mil años dio la vida por nosotros. Y aunque muchos no lo entiendan de tal modo, esto sucederá, porque Él es Vida y luz del mundo. Gracias por tan bello mensaje William Solano

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