MI SEÑOR
Señor estoy
solo y el frío arrecia.
Señor estoy
donde no quiero estar.
Acompáñame
para no perder mi senda.
Señor creo
que me equivoqué y mis pasos
me conducen
entre zarzales, cardos y maleza,
que no me
permiten divisar el correcto camino.
Señor
oscurece y mi corta vista no alcanza la Luz de tu mirada.
Sé mi faro,
mi linterna en la bruma.
Señor
escucho voces en todas partes
que aturden
mi paz.
Sosiega mi
alma con tu dulce voz, o al menos
sé el trueno
que silencie las voces cotidianas; las que me alejan de lo bueno, lo afable, lo
divino.
Señor sé mi dueño, no me dejes
¡Acompáñame!
.
Echa fuera
de mi el miedo…
El que
impide acercarme a Ti…
Señor… mi
Señor…
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