Entre comillas
Por narrar mi tempranero
pasado con anochecidas
palabras, olvidé que en las tardes acostumbraba
escribir en tu cuerpo.
Aguarde en la madrugada
mejorar mi ortografía en tu lecho.
Subraye tu sonrisa,
puntualicé entre
besos someras comillas: “¡aquí
estoy de regreso!”
No me he ido, no soy ya silencio.
Entonces susurraste en mi oído
aquella interrogante de siempre:
“¿Me quieres?”
Es cuando busqué entonces entre suspensivos puntos y
rebuscados versos la universal respuesta:
“¡Si mi amor, claro que te quiero...!”