domingo, 26 de agosto de 2012


 
CAMINANDO DESCUBRÍ

Inclino mi cabeza para ver que la hierba aún crece a orilla de los caños.   El sol irrita mis pupilas por lo que en un intento fallido coloco  una de las palmas de mis manos sobre mis ojos para como mampara,  evitar el exceso de luminiscencia.  Descubro entonces que la mañana excita mis fosas nasales con el perfume de las flores de los árboles cercanos y a mis oídos llega el eterno sonido de las golondrinas en vuelo, un piar apenas imperceptible que en la maravillosa convivencia de decenas de ellas, su canto se multiplica hasta convertirlo en excelsa sinfonía.

Las suelas de mis zapatos, ya desgastadas por el uso,  perciben el frío del asfalto acumulado desde la noche  anterior, mientras mi piel se eriza por  el vientecillo que del cañón de la quebrada  cercana, sube desde mis pies hasta posarse en mi escasa cabellera, escasa por cortármela constantemente y no por falta de nutrientes que con los años suelen  disminuir.  Me río hacia mis adentros por este comentario.  ¿A quién de mis lectores podría interesarle mi cabellera?, lo cierto es que de reojo y hacia el horizonte mis montañas azules que desde pequeño me acompañan,  enmarcan el paisaje  hacia mi trabajo.  Subo una cuesta, otrora supongo era una bella colina colmada de Santa Lucías y  pastizales  que ahora la atraviesan autos en prisa.  A mi alrededor, la  mañana comienza  en el ciclo eterno de continuar la vida en cada candado que abre el paso a las puertas de las panaderías, ventas de abarrotes y ferreterías cercanas.  Tomo conciencia de que soy apenas el transeúnte de todos los días, quizás ignorado por la gente del lugar.

Subo otra colina, esta vez me distrae la hilera de porós, creciendo a  orilla de la calle en cuyas ramas cuelgan extensos nidos de oropéndolas.

Ahora desciendo el camino y a mis oídos llega el sonido de la misma quebrada que escuché metros atrás.  Sus aguas muestran el color oscuro de los ríos contaminados de la ciudad, pero percibo a la vez que aún hay vida en el bosquecillo que crece en sus orillas. Entre la maraña de bambúes, targuases y reinas de noche, caminan silenciosos, cientos de hormigas zompopas, artrópodos de diferentes tamaños, y mariposas nocturnas, entre mamíferos de pequeño tamaño y aves propias de ciudad.  Me doy cuenta de que mientras hayan  parches de vegetación, la contaminación no impide el  desarrollo de cierta vida animal en las urbes.  

 Faltan pocos minutos para  llegar al lugar de mis labores, no sin antes  tomar un respiro en una esquina  a la espera  de que el semáforo se ponga en rojo para atravesar la calle y llegar con vida  a la acera de enfrente.  En el último tramo de mi corta travesía,   antes de llegar al liceo, donde enseño historia y geografía condensada en la asignatura de Estudios Sociales, levanto  mi mirada al cielo y un ave negra de alas anchas cruza el azul para recordarme luego  de que no hacen falta grandes travesías para reconocer que la mano del Creador se señorea en cada detalle de lo que nuestra vista divisa.  Reconozco  entonces la importancia de agradecer  la dicha de vivir un día más para descubrir que en cada mañana, hay algo diferente que observar.  Llego por  fin a mi trabajo…

 

 

 
LLUEVE.

 

Se desprenden del aire

rizos de tormentas,

que arremolinan las

crestas de montañas

azules.

Árboles que cubren de humedecidas

hojas  y  arroyos que desbordan

torrentes de vida

 

Rayería en la estepa

descarga su furia,

en lo alto del monte

y a la llanura se acerca

 

Y la lluvia se apresta

a convertir en jirones,

las orillas del cielo

a reventar a montones.

 

¡Agua bendita que caes del cielo.

Bendice los campos y al amor

que yo quiero!

¡Llueve por siempre.

humedece corazones!.

 

 

jueves, 23 de agosto de 2012




REVELACIONES

¿Qué busca el hombre en el desierto?

¿una sombra donde descansar?

¿un arroyo para calmar su sed?

Así la vida convierte la existencia

de los humanos en inhóspito desierto;

toda vez que se aparte del camino

trazado, de la verdad revelada, de

la hora que aún no llega. Esa que

todos esperamos, cuando nuestra

venda deje de perturbar nuestra vista, Y

la opalina visión aclare la verdad 

Será entonces que las piedras hablarán

de la milenaria obra de los tiempos, y

nos dirán muy quedo:

"¡Existen desiertos

entres los hombres,

aunque renacen flores

en las arenas...!".

lunes, 20 de agosto de 2012



COINCIDIR
¡Vamos, entrelazemos verdades!
Como ingredientes de un pan, cuya
levadura el germen haga
crecer mis razones.
Tus ideas no son las mias, y las mías
no la tuyas, pero que bien es mirar los dos
juntos la puesta del sol y coincidir, de que
el sol entibia nuestras frentes por igual.
¡Vamos, volvamos a ser humanos!, aquellos
que se atreven a romper esquemas, de los
que aun sueltan lagrimas al viento por
amores perdidos y de los que el arruyo
de alguna paloma conmueve corazones y
recuerda que estamos vivos.
Soñaremos que se acaban las guerras
y que no falta el pan en las repisas.
Ahogaremos el silencio con canticos
al mismo cielo y deshandaremos los caminos
trazados.
Sera entonces que regresara la original idea
plantada por Dios en nosotros,
¡No estamos solos, eres mi hermano
y te invito a cenar!.

miércoles, 1 de agosto de 2012




BENDICIÓN

Que el Señor bendiga siempre la vida de los mortales que como yo andamos buscando un pretexto para encontrar siempre la mano del Creador en cada hierba plantada en la acera, en el susurro del viento sobre el resquicio de las puertas, en cada piedra que tropesamos en el camino, o en las ramas de algun sauce que divisamos a lo lejos, pero sobre todo en el latiente corazon de cada humano que estrella su rostro sobre nuestros húmedos ojos. Al fin y al cabo andamos todos a tientas buscando razones en la vida para continuar, sin darnos cuenta a veces, que nuestro camino termina en los brazos mullidos del que es todo Amor...